jueves, 23 de agosto de 2012

Capítulo 3.

Mientras regreso a mi parcela, donde estaba trabajando, noto como se forma un verdugón en mi mejilla. Parece no ser muy grande, ya que no ha llegado hasta el ojo.
La gente al pasar, me mira de reojo, pensando cosas como <<Que habrá hecho esta niña, pobrecilla>>, <<Eso le pasa por desobedecer, me imagino la educación que tendrá>>.
Recojo un viejo sombrero a la sombra de un árbol. No esta muy buenas condiciones, se deshace por todos lados, pero, me servirá para no llamar tanto la atención.
Al llegar, Finch, se baja del árbol, intentando de no caerse cogiendo las ramas y apoyándose en ellas. No lleva botas. En un principio, su expresión es de alegría al verme llegar de nuevo, pero, su cara cambia radicalmente cuando me quito el sombrero.
-¿Rue? ¿Que te ha pasado? ¿Te han pegado?.- pregunta pasando la mano por el verdugón.
-Déjalo Finch, no importa. Volvamos al trabajo.
-Pero, Rue...- Intenta cogerme, cosa que no sirve.
-Finch, venga.- escalo por las ramas, hasta sentarme en una y empiezo la recolección. Oigo como suspira desde abajo. Se que se preocupa por mi pero no debería, si es por lo que nos tengan que decir mis padres, yo les daré una explicación.
El sol ya esta en lo alto, lo sé, por el calor que desprende. La gente a estas hora para unos 10 minutos a descansar, a beber algo bajo la sombra de un árbol. Me toca dar la señal. Hay un árbol, si, uno realmente especial, donde yo doy el aviso de que hay tiempo para descansar. Mis silbidos se oyen desde aquí y llegan hasta las parcelas mas lejanas. Pero, eso no es lo único que lo hace especial.
Cojo el brazo de Finch, que no para de preguntar a donde vamos. Yo le explico que tengo que dar la señal de que hay un descanso. Al ver el árbol, Finch esta atónita a sus dimensiones.

Es enorme, de un intenso color verde, y de sus ramas caen hilos de hojas. Le doy la bienvenida, que ella vaya subiendo y se quede sentada en una rama, que yo ya bajaré. Hace bastante tiempo que até una cuerda en lo alto para poder subir. Me sirve de muchísima ayuda, aunque cuesta lo suyo. Subo hasta la copa del árbol, viendo todas las hectáreas de campo y gente diminuta trabajando en ellas. Canto cuatro notas, y veo como todo el mundo estira la espalda aliviado y se retira unos cuantos metros. Bajo despacio, evitando resbalar y cosas como esta.
Me siento en una rama, enfrente de donde esta sentada mi hermana. Saca un saquito de tela, de color blanco.-Mamá me lo ha dado esta mañana para comer las dos.- saca un pedazito de queso, dos puntas diminutas de pan y una pera.
-Espera un momento. ¿De donde has sacado la pera?, que yo recuerde no...¿La has cogido del cesto de las frutas, he? ¿QUIERES QUE TE MATEN COMO AL CHICO DE ESTA MAÑANA?.
Miro a Finch preocupada y por su cara, creo que me he alterado demasiado.
Vuelvo a sentarme otra vez, no me había dado cuenta de que por culpa de mi furia, me había levantado y estábamos a metros del suelo.
Al ver que me ha calmado un poco, susurra:
-Rue, tenía hambre. Mamá no nos había dado nada para comer. He cogido solo una pera. Una. Nadie miraba.- se siente culpable por su tono de voz.
-Pero te podrían haber visto. Y no quiero que acabes ejecutada como ese niño. No, tú, no.
Durante dos minutos, se forma un silencio sepulcral. Solo se oyen a los pájaros, a la gente hablar desde lejos. A nada ni a nadie más. Solo comemos e intercambiamos miradas. Parto la pera en dos, con un cuchillo que guardo en una rama hueca del árbol. La pera, aparte de la sandía, es la fruta con más agua en su interior que conozco, lo que nos ayuda, porque no llevamos ni una gota de agua.
-¿Porque decías que este árbol era tan especial?. Yo lo encuentro normal, solo que un poco más grande que los otros.- pregunta Finch, con restos de pera en la boca.
-Verás, el árbol ya esta habitado.- digo con una pequeña risa. Ella parece asustarse, creyendo que puede haber algún animal que le haga daño.- pero no tienes de que preocuparte. Escucha.
Cierro los ojos, y empiezo a cantar pequeñas estrofas de canciones que mi padre me enseño, cuando era muy pequeña. Después de unos segundos de haber parado, mis melodías se escuchan por todo el árbol, por todo el campo.
No me había dado cuenta, pero, Finch esta tan atónita con lo que acabo de hacer, que solo mira hacía arriba, buscando esos "animales".
-¿Que son?- pregunta al fin. Parece que su búsqueda no ha sido muy efectiva.
-Sinsajos. - susurro. Le explico la extensa historia sobre ellos, mientras cantan.
Siempre me gusta hacer esto cuando no hay ningún agente de la paz cerca. Prohíben cualquier tipo de melodía, únicamente solo puedo silbar los avisos de que el trabajo a terminado y los diez minutos de descanso. Ahora estarán todos comiendo en las casetas, cosas como pavos, bebiendo alcohol hasta las trancas y saboreando parte de la fruta. Según ellos, cuando se dan cuenta de que falta alguna entrega de fruta que se han comido, es culpa nuestra.
Solo nos quedan tres minutos escasos para volver al trabajo. De repente, alguien, me coge de la pierna y la estira hacía abajo.

4 comentarios:

  1. guau me encanta pero no nos dejes así con la intriga!!!!!!!

    ResponderEliminar
  2. ¿Me afilias?

    el capítuloes genial, y el blog también...

    soy nueva en blogger...

    www.diamantedelaveta.blogspot.es

    ResponderEliminar
  3. Me encanta, agsgaggsttdg. Ya te lo dije con la historia de Foxface, no sé como lo haces que clavas perfectamente a los personajes *-* Y aunque no me creas, yo pienso que tienes MUUUUUCHO talento :')

    P.D.: Se te echa de menous..

    ResponderEliminar